domingo, 13 de marzo de 2011

Para siempre...

Me diste tu noche de verano
y un cielo diáfano, brillante;
también me diste cumplida,
besos, momentos nuevos,
algo de ternura, algo de dulzura.
Tu vida llenó la mía:
entraste tan hondo en mí,
sacudiendo esta mía, mentirosa
indiferencia mal disimulada,
que olvidé la paz del que no ama;
arrastré tras mío los sueños
que escondido, alimenté de niño,
sacándolos desaforado
de mi ego buscador de fortuna;
y hundí mi cabeza y mi ser todo,
en ese, tu sopor de amor
y me llené de tus ojos, de tu voz,
me extasié con tu vida y con tu ser.
A menudo fue simple el tiempo,
y a menudo también borrascoso,
casi violento. Fuerzas del amor ? No se !
Acaso algún aliento nostálgico,
hizo dejarnos y juntarnos,
que ya lo nuestro, huelga decirlo,
en apariencia de amor, solo el nombre.
Yo bebí de tu vaso,
y tu comiste mi pan….,
entre risas y reproches,
nos dimos la vida y también la perdimos.
Si lo nuestro no fue ideal,
al menos sí, fuera de lo ordinario,
casi, casi especial, algo distinto;
tanta felicidad y tanta tristeza,
tanta pasión y tanta indiferencia,
en secuencia de instantes,
mezcladas a la vez, casi al tiempo,
hizo profundas nuestras huellas.
Lo nuestro pues, pudo parecer
lo más indisoluble, lo más eterno,
y al tiempo, el imposible más cierto.
Pero nuestra vida continúa,
Y hemos de escribir más páginas,
juntos aunque nos separemos,
separados, aunque estemos juntos.

                                         Abril, 1974



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